Finaliza el puente de la Inmaculada y con él los actos de veneración a tres imágenes dolorosas de Utrera. La pandemia ha obligado a sustituir los tradicionales besamanos por estas sencillas veneraciones, en las que las imágenes han estado a la contemplación de los fieles.
En la capilla de San Bartolomé hemos podido contemplar una estampa inédita. La dolorosa de la cofradía del Viernes Santo ha quedado expuesta a la veneración de los fieles, a los pies de Jesús Nazareno. Es habitual que en estas fechas la imagen luzca el manto de salida, pero este año no ha sido así, debido a las limitaciones de montaje y de espacio. Sigue todavía montado el altar provisional que la hermandad instaló el mes pasado, debido a los estudios que se están realizando en la cúpula, y por consiguiente la restricción del uso de la zona que se encuentra debajo. En el lugar de la Virgen se ha colocado una pequeña imagen de la Inmaculada Concepción.
Sencillo y elegante ha sido el montaje de veneración que la hermandad de la Vera Cruz ha instalado en la capilla de San Francisco, utilizando plataformas que crean una escalera ascendente que llega hasta el camarín, donde se ubica el trono. Elevada sobre su peana de salida y flanqueada por dos columnas con dos jarras de claveles rosas, la Santísima Virgen de los Dolores se ha presentado a la contemplación enjoyada y ataviada de Reina, con saya y manto bordados en terciopelo azul, toca de sobremanto y sus características mariquillas.
Finalmente, en la parroquia de Santiago, la Virgen de las Lágrimas estuvo expuesta a la veneración de los fieles en su capilla, aunque no ha estado a ras del suelo, como era habitual en los besamanos. La hermandad decidió trasladar la imagen al retablo del Cautivo, mientras que el Cautivo ha permanecido en el altar lateral donde se ubica habitualmente la Virgen, para que así todos los fieles pudieran contemplar a la imagen mariana frontalmente al llegar a la capilla.
